Saltar la navegación

El camino. Cap. I

Actividad de lectura El camino

Camino estrecho bordeado de árboles frondosos en las diferentes gamas de color del otoño
Facundo Vital. Flickr. El Camino (CC BY-SA)

I

Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así. Daniel, el Mochuelo, desde el fondo de sus once años, lamentaba el curso de los acontecimientos, aunque lo acatara como una realidad inevitable y fatal. Después de todo, que su padre aspirara a hacer de él algo más que un quesero era un hecho que honraba a su padre. Pero por lo que a él afectaba...
Su padre entendía que esto era progresar; Daniel, el Mochuelo, no lo sabía exactamente. El que él estudiase el Bachillerato en la ciudad podía ser, a la larga, efectivamente, un progreso. Ramón, el hijo del boticario, estudiaba ya para abogado en la ciudad, y cuando les visitaba, durante las vacaciones, venía empingorotado como un pavo real y les miraba a todos por encima del hombro; incluso al salir de misa los domingos y fiestas de guardar, se permitía corregir las palabras que don José, el cura, que era un gran santo, pronunciara desde el púlpito. Si esto era progresar, el marcharse a la ciudad a iniciar el Bachillerato, constituía, sin duda, la base de este progreso.
Pero a Daniel, el Mochuelo, le bullían muchas dudas en la cabeza a este respecto. Él creía saber cuanto puede saber un hombre. Leía de corrido, escribía para entenderse y conocía y sabía aplicar las cuatro reglas. Bien mirado, pocas cosas más cabían en un cerebro normalmente desarrollado. No obstante, en la ciudad, los estudios de Bachillerato constaban, según decían, de siete años y, después, los estudios superiores, en la Universidad, de otros tantos años, por lo menos. ¿Podría existir algo en el mundo cuyo conocimiento exigiera catorce años de esfuerzo, tres más de los que ahora contaba Daniel? Seguramente, en la ciudad se pierde mucho el tiempo —pensaba el Mochuelo— y, a fin de cuentas, habrá quien, al cabo de catorce años de estudio, no acierte a distinguir un rendajo de un jilguero o una boñiga de un cagajón. La vida era así de rara, absurda y caprichosa. El caso era trabajar y afanarse en las cosas inútiles o poco prácticas.
Daniel, el Mochuelo, se revolvió en el lecho y los muelles de su camastro de hierro chirriaron desagradablemente. Que él recordase, era ésta la primera vez que no se dormía tan pronto caía en la cama. Pero esta noche tenía muchas cosas en qué pensar. Mañana, tal vez, no fuese ya tiempo. Por la mañana, a las nueve en punto, tomaría el rápido ascendente y se despediría del pueblo hasta las Navidades. Tres meses encerrado en un colegio. A Daniel, el Mochuelo, le pareció que le faltaba aire y respiró con ansia dos o tres veces. Presintió la escena de la partida y pensó que no sabría contener las lágrimas, por más que su amigo Roque, el Moñigo, le dijese que un hombre bien hombre no debe llorar aunque se le muera el padre. Y el Moñigo tampoco era cualquier cosa, aunque contase dos años más que él y aún no hubiera empezado el Bachillerato. Ni lo empezaría nunca, tampoco. Paco, el herrero, no aspiraba a que su hijo progresase; se conformaba con que fuera herrero como él y tuviese suficiente habilidad para someter el hierro a su capricho. ¡Ése sí que era un oficio bonito! Y para ser herrero no hacía falta estudiar catorce años, ni trece, ni doce, ni diez, ni nueve, ni ninguno. Y se podía ser un hombre membrudo y gigantesco, como lo era el padre del Moñigo.

Daniel, el Mochuelo, no se cansaba nunca de ver a Paco, el herrero, dominando el hierro en la fragua. Le embelesaban aquellos antebrazos gruesos como troncos de árboles, cubiertos de un vello espeso y rojizo, erizados de músculos y de nervios. Seguramente Paco, el herrero, levantaría la cómoda de su habitación con uno solo de sus imponentes brazos y sin resentirse. Y de su tórax, ¿qué? Con frecuencia el herrero trabajaba en camiseta y su pecho hercúleo subía y bajaba, al respirar, como si fuera el de un elefante herido. Esto era un hombre. Y no Ramón, el hijo del boticario, emperejilado y tieso y pálido como una muchacha mórbida y presumida. Si esto era progreso, él, decididamente, no quería progresar.
Por su parte, se conformaba con tener una pareja de vacas, una pequeña quesería y el insignificante huerto de la trasera de su casa. No pedía más. Los días laborables fabricaría quesos, como su padre, y los domingos se entretendría con la escopeta, o se iría al río a pescar truchas o a echar una partida al corro de bolos.
La idea de la marcha desazonaba a Daniel, el Mochuelo. Por la grieta del suelo se filtraba la luz de la planta baja y el haz luminoso se posaba en el techo con una fijeza obsesiva. Habrían de pasar tres meses sin ver aquel hilo fosforescente y sin oír los movimientos quedos de su madre en las faenas domésticas; o los gruñidos ásperos y secos de su padre, siempre malhumorado; o sin respirar aquella atmósfera densa, que se adentraba ahora por la ventana abierta, hecha de aromas de heno recién segado y de resecas boñigas. Dios mío, ¡qué largos eran tres meses!
Pudo haberse rebelado contra la idea de la marcha, pero ahora era ya tarde. Su madre lloriqueaba unas horas antes al hacer, junto a él, el inventario de sus ropas.
—Mira, Danielín, hijo, éstas son las sábanas tuyas. Van marcadas con tus iniciales. Y éstas tus camisetas. Y éstos tus calzoncillos. Y tus calcetines. Todo va marcado con tus letras. En el colegio seréis muchos chicos y de otro modo es posible que se extraviaran.
Daniel, el Mochuelo, notaba en la garganta un volumen inusitado, como si se tratara de un cuerpo extraño. Su madre se pasó el envés de la mano  por la punta de la nariz remangada y sorbió una moquita. «El momento debe de ser muy especial cuando la madre hace eso que otras veces me prohibe hacer a mí», pensó el Mochuelo. Y sintió unos sinceros y apremiantes deseos de llorar.
La madre prosiguió:
—Cuídate y cuida la ropa, hijo. Bien sabes lo que a tu padre le ha costado todo esto. Somos pobres. Pero tu padre quiere que seas algo en la vida. No quiere que trabajes y padezcas como él. Tú —le miró un momento como enajenada— puedes ser algo grande, algo muy grande en la vida, Danielín; tu padre y yo hemos querido que por nosotros no quede.
Volvió a sorber la moquita y quedó en silencio. El Mochuelo se repitió: «Algo muy grande en la vida, Danielín», y movió convulsivamente la cabeza. No acertaba a comprender cómo podría llegar a ser algo muy grande en la vida. Y se esforzaba, tesoneramente, en comprenderlo. Para él, algo muy grande era Paco, el herrero, con su tórax inabarcable, con sus espaldas macizas y su pelo híspido y rojo; con su aspecto salvaje y duro de dios primitivo. Y algo grande era también su padre, que tres veranos atrás abatió un milano de dos metros de envergadura... Pero su madre no se refería a esta clase de grandeza cuando le hablaba. Quizá su madre deseaba una grandeza al estilo de la de don Moisés, el maestro, o tal
vez como la de don Ramón, el boticario, a quien hacía unos meses habían hecho alcalde. Seguramente a algo de esto aspiraban sus padres para él. Mas, a Daniel, el Mochuelo, no le fascinaban estas grandezas. En todo caso, prefería no ser grande, ni progresar.
Dio vuelta en el lecho y se colocó boca abajo, tratando de amortiguar la sensación de ansiedad que desde hacía un rato le mordía en el estómago. Así se hallaba mejor; dominaba, en cierto modo, su desazón. De todas formas, boca arriba o boca abajo, resultaba inevitable que a las nueve de la mañana tomase el rápido para la ciudad. Y adiós todo, entonces. Si es caso... Pero ya era tarde. hacía muchos años que su padre acariciaba aquel proyecto y él no podía arriesgarse a destruirlo todo en un momento, de un caprichoso papirotazo. Lo que su padre no logró haber sido, quería ahora serlo en él. Cuestión de capricho. Los mayores tenían, a veces, caprichos más tozudos y absurdos que los de los niños. Ocurría que a Daniel, el Mochuelo, le había agradado, meses atrás, la idea de cambiar de vida. Y sin embargo, ahora, esta idea le atormentaba.
Hacía casi seis años que conoció las aspiraciones de su padre respecto a él. Don José, el cura, que era un gran santo, decía, a menudo, que era un pecado sorprender las conversaciones de los demás. No obstante, Daniel, el Mochuelo, escuchaba con frecuencia las conversaciones de sus padres en la planta baja, durante la noche, cuando él se acostaba. Por la grieta del entarimado divisaba el hogar, la mesa de pino, las banquetas, el entremijo y todos los útiles de la quesería. Daniel, el Mochuelo, agazapado contra el suelo, espiaba las conversaciones desde allí. Era en él una costumbre. Con el murmullo de las conversaciones, ascendía del piso bajo el agrio olor de la cuajada y las esterillas sucias. Le placía aquel olor a leche fermentada, punzante y casi humano.
Su padre se recostaba en el entremijo aquella noche, mientras su madre recogía los restos de la cena. Hacía ya casi seis años que Daniel, el Mochuelo, sorprendiera esta escena, pero estaba tan sólidamente vinculada a su vida que la recordaba ahora con todos los pormenores.
—No, el chico será otra cosa. No lo dudes —decía su padre—. No pasará la vida amarrado a este banco como un esclavo. Bueno, como un esclavo y como yo.
Y, al decir esto, soltó una palabrota y golpeó en el entremijo con el puño crispado. Aparentaba estar enfadado con alguien, aunque Daniel, el Mochuelo, no acertaba a discernir con quién. Entonces Daniel no sabía que los hombres se enfurecen a veces con la vida y contra un orden de cosas que consideran irritante y desigual. A Daniel, el Mochuelo, le gustaba ver airado a su padre porque sus ojos echaban chiribitas y los músculos del rostro se le endurecían y, entonces, detentaba una cierta similitud con Paco, el herrero.
—Pero no podemos separarnos de él —dijo la madre—. Es nuestro único hijo. Si siquiera tuviéramos una niña. Pero mi vientre está seco, tú lo sabes. No podremos tener una hija ya. Don Ricardo dijo, la última vez, que he quedado estéril después del aborto.
Su padre juró otra vez, entre dientes. Luego, sin moverse de su postura, añadió:
—Déjalo; eso ya no tiene remedio. No escarbes en las cosas que ya no tienen remedio.
La madre gimoteó, mientras recogía en un bote oxidado las migas de pan abandonadas encima de la mesa. Aún insistió débilmente:
—A lo mejor el chico no vale para estudiar. Todo esto es prematuro. Y un chico en la ciudad es muy costoso. Eso puede hacerlo Ramón, el boticario, o el señor juez. Nosotros no podemos hacerlo. No tenemos dinero.
Su padre empezó a dar vueltas nerviosas a una adobadera entre las manos. Daniel, el Mochuelo, comprendió que su padre se dominaba para no exacerbar el dolor de su mujer. Al cabo de un rato añadió:
—Eso quédalo de mi cuenta. En cuanto a si el chico vale o no vale para estudiar depende de si tiene cuartos o si no los tiene. Tú me comprendes.
Se puso en pie y con el gancho de la lumbre desparramó las ascuas que aún relucían en el hogar. Su madre se había sentado, con las bastas2 manos desmayadas en el regazo. Repentinamente se sentía extenuada y nula, absurdamente vacua e indefensa. El padre se dirigía de nuevo a ella:
—Es cosa decidida. No me hagas hablar más de esto. En cuanto el chico cumpla once años marchará a la ciudad a empezar el grado.
La madre suspiró, rendida. No dijo nada. Daniel, el Mochuelo, se acostó y se durmió haciendo conjeturas sobre lo que querría decir su madre, con aquello de que tenía el vientre seco y que se había quedado estéril después del aborto.

Delibes, M. (1981) El Camino. Ed. Destino. Barcelona.

abcdefghijklmnñopqrstuvwxyz

Juicio que se forma de algo por indicios u observaciones
Q29uamV0dXJh
Disgustar, enfadar, desabrir el ánimo
RGVzYXpvbmFy
Distancia entre las puntas de las alas de las aves cuando aquellas están completamente abiertas.
RW52ZXJnYWR1cmE=

Por favor active JavaScript para poder jugar a este juego.

  • Lee el texto primero acompañándote de la grabación y releelo más tarde abriendo los enlaces y buscando por ti mismo las palabras que no entiendas y que no aparezcan enlazadas. Diccionario
  • Asegúrate de que entiendes no solo las palabras sino también el sentido del texto, aunque tengas que leerlo varias veces.
  • Comprueba tu nivel de comprensión realizando el QuExt de El camino Capítulo I
  • Grábate recitando el fragmento procurando que tu lectura sea expresiva. . ¡No te olvides de guardarlo en tu portafolio!

Selección de acepciones del DLE: Actividad desplegable

Selecciona la acepción del DLE más adecuada para la palabra antecedente

  1. Aunque lo acatara como una realidad inevitable y fatal
  2. Pero a Daniel, el Mochuelo, le bullían muchas dudas en la cabeza a este respecto.
  3. El caso era trabajar y afanarse en las cosas inútiles o poco prácticas.
  4. Levantaría la cómoda de su habitación con uno solo de sus imponentes brazos y sin resentirse.
  5. Su pecho hercúleo subía y bajaba, al respirar
  6. Como una muchacha mórbida y presumida
  7. La idea de la marcha desazonaba a Daniel, el Mochuelo
  8. El haz luminoso se posaba en el techo con una fijeza obsesiva.
  9. Sin oír los movimientos quedos de su madre en las faenas domésticas.
  10. Tres veranos atrás abatió un milano de dos metros de envergadura
  11. Divisaba el hogar, la mesa de pino, las banquetas.
  12. Ascendía del piso bajo el agrio olor de la cuajada
  13. Don Ricardo dijo, la última vez, que he quedado estéril 2
  14. Si el chico vale o no vale para estudiar depende de si tiene cuartos o si no los tiene.
  15. Su padre se dominaba para no exacerbar el dolor de su mujer.

Habilitar JavaScript

QuExt El Camino. Capítulo I

Elija la respuesta correcta

{"asignatura":"","author":"","authorVideo":"","typeGame":"QuExt","endVideo":0,"idVideo":"","startVideo":0,"instructionsExe":"%3Cp%3EElija%20la%20respuesta%20correcta%3C/p%3E","instructions":"Elija la respuesta correcta ","showMinimize":false,"optionsRamdon":false,"answersRamdon":false,"showSolution":true,"timeShowSolution":3,"useLives":true,"numberLives":3,"itinerary":{"showClue":false,"clueGame":"","percentageClue":40,"showCodeAccess":false,"codeAccess":"","messageCodeAccess":""},"questionsGame":[{"type":0,"time":0,"numberOptions":4,"x":0,"y":0,"author":"","alt":"","soundVideo":1,"imageVideo":1,"iVideo":0,"fVideo":0,"eText":"","quextion":"La narración se inicia","options":["Cuando Daniel tiene cinco años y su padre determina enviarlo a estudiar","Después de que la madre de Daniel haya tenido un aborto","La noche antes de marcharse interno a un colegio","Después de que Daniel diga a sus padres que no quiere ir al colegio"],"solution":2},{"type":0,"time":0,"numberOptions":4,"x":0,"y":0,"author":"","alt":"","soundVideo":1,"imageVideo":1,"iVideo":0,"fVideo":0,"eText":"","quextion":"¿Cómo acepta Daniel, el Mochuelo, la decisión que ha tomado su padre de que vaya a estudiar fuera del pueblo?","options":["Está encantado porque le parece una gran oportunidad","Acepta la decisión, pero no está de acuerdo","Está muy irritado porque la decisión se ha tomado sin consultarle","Le pide por favor a su madre que no le obligue a marcharse"],"solution":1},{"type":0,"time":0,"numberOptions":4,"x":0,"y":0,"author":"","alt":"","soundVideo":1,"imageVideo":1,"iVideo":0,"fVideo":0,"eText":"","quextion":"¿Qué razones tiene el padre para enviar a Daniel a estudiar fuera?","options":["Que quiere que sea tan listo como el hijo del boticario","Que quiere que progrese","Que quiere que sea tan sabio como el cura","Que quiere que gane mucho dinero"],"solution":1},{"type":0,"time":0,"numberOptions":4,"x":0,"y":0,"author":"","alt":"","soundVideo":1,"imageVideo":1,"iVideo":0,"fVideo":0,"eText":"","quextion":"¿Por qué Daniel no tiene interés en marcharse fuera a estudiar?","options":["Porque ya cree saber todo cuanto necesita saber un hombre","Porque le da miedo enfrentarse a una vida nueva","Porque va echar mucho de menos a su madre","Porque le cae mal el hijo del boticario y no quiere ser como él"],"solution":0},{"type":0,"time":0,"numberOptions":4,"x":0,"y":0,"author":"","alt":"","soundVideo":1,"imageVideo":1,"iVideo":0,"fVideo":0,"eText":"","quextion":"¿Cómo se explica Daniel que se pueda estudiar durante 14 años más?","options":["Porque los estudios son muy difíciles","Porque la gente de ciudad no sabe distinguir un jilguero de un arrendajo","Porque sabe que aún le quedan muchas cosas por aprender","Porque en la ciudad se pierde mucho el tiempo"],"solution":3},{"type":0,"time":0,"numberOptions":4,"x":0,"y":0,"author":"","alt":"","soundVideo":1,"imageVideo":1,"iVideo":0,"fVideo":0,"eText":"","quextion":"¿Qué diferencia hay entre una boñiga y un cagajón?","options":["Ninguna, todo son excrementos","La forma, la boñiga es cilíndrica y el cagajón esférico","La forma, la boñiga es semiesférica y el cagajón cilíndrico","Depende de si hay estreñimiento o diarrea"],"solution":2},{"type":0,"time":0,"numberOptions":4,"x":0,"y":0,"author":"","alt":"","soundVideo":1,"imageVideo":1,"iVideo":0,"fVideo":0,"eText":"","quextion":"¿Qué es lo que más teme Daniel del momento de la partida?","options":["Los besuqueos en público de su madre","No saber contener las lágrimas y que todos lo vean como débil","Olvidarse algún objeto importante de los que tiene que llevar al colegio","Que se burle de él Roque el Moñigo"],"solution":1},{"type":0,"time":0,"numberOptions":4,"x":0,"y":0,"author":"","alt":"","soundVideo":1,"imageVideo":1,"iVideo":0,"fVideo":0,"eText":"","quextion":"¿Está también Paco, el herrero, como el padre de Daniel, interesado en que su hijo Roque progrese?","options":["Sí, todos los padres desean que sus hijos progresen","Sí, pero sabe que el Moñigo es muy brutote y no podrá estudiar","No, le gusta la vida de herrero y quiere que su hijo lo sea también","No, porque no quiere que se vuelva débil con el estudio"],"solution":2},{"type":0,"time":0,"numberOptions":4,"x":0,"y":0,"author":"","alt":"","soundVideo":1,"imageVideo":1,"iVideo":0,"fVideo":0,"eText":"","quextion":"¿Cuáles son las aspiraciones de Daniel?","options":["Ser herrero como Paco porque admira su fortaleza","Ser quesero como su padre y tener un par de vacas en el prado","Vivir mucho mejor que sus padres, aunque tenga que fastidiarse estudiando","Ser boticario"],"solution":1},{"type":0,"time":0,"numberOptions":4,"x":0,"y":0,"author":"","alt":"","soundVideo":1,"imageVideo":1,"iVideo":0,"fVideo":0,"eText":"","quextion":"¿Qué representa para sus padres la marcha de Daniel?","options":["Hacer un gran esfuerzo económico, porque son pobres y quedarse solos","Un motivo de orgullo porque van a presumir mucho de haberlo emviado a estudiar","Un alivio, porque así se quedan libres como recién casados","Un trabajo menos"],"solution":0},{"type":0,"time":0,"numberOptions":4,"x":0,"y":0,"author":"","alt":"","soundVideo":1,"imageVideo":1,"iVideo":0,"fVideo":0,"eText":"","quextion":"¿Entiende Daniel a qué se refieren los padres cuando le dicen que quieren que sea algo grande?","options":["Sí, sabe que quieren que sea ministro","Entiende que le dicen que ha de ser alguien importante, pero no le apetece","Entiende que ha de ser grande y fuertote como Paco el Herrero","No, no entiende nada"],"solution":1},{"type":0,"time":0,"numberOptions":4,"x":0,"y":0,"author":"","alt":"","soundVideo":1,"imageVideo":1,"iVideo":0,"fVideo":0,"eText":"","quextion":"¿Qué inconvenientes ve el padre a la vida de quesero?","options":["Que en el pueblo no hay mucha venta y el negocio no es rentable","Que se siente un esclavo, sin poder hacer otra cosa","Que es un trabajo manual y no puede ir bien vestido","Que le ha dedicar muchas horas y no puede ir a cazar que le gusta mucho"],"solution":1},{"type":0,"time":0,"numberOptions":4,"x":0,"y":0,"author":"","alt":"","soundVideo":1,"imageVideo":1,"iVideo":0,"fVideo":0,"eText":"","quextion":"¿Qué objeciones pone la madre para que Daniel no vaya a la ciudad?","options":["Que se quedarán solos, porque no tienen más hijos","Que es posible que Daniel sea torpe y no valga para estudiar","Que es muy costoso y son pobres","Todas las razones anteriores"],"solution":3},{"type":0,"time":0,"numberOptions":4,"x":0,"y":0,"author":"","alt":"","soundVideo":1,"imageVideo":1,"iVideo":0,"fVideo":0,"eText":"","quextion":"¿Por qué crees que está irritado el padre de Daniel?","options":["Porque recuerda que la vida no le ha ofrecido a él muchas oportunidades","Porque la madre le ha recordado que son pobres","Porque Paco el herrero no entiende que mande a Daniel fuera a estudiar","Porque había tenido un mal día en el trabajo"],"solution":0}],"isScorm":0,"textButtonScorm":"Guardar la puntuación","repeatActivity":false,"title":"","msgs":{"msgReady":"¿Preparado?","msgStartGame":"Pulse aquí para empezar","msgSubmit":"Enviar","msgEnterCode":"Introduzca el código de acceso","msgErrorCode":"El código de acceso no es correcto","msgGameOver":"¡Fin de la partida!","msgClue":"¡Genial! La pista es:","msgNewGame":"Pulse aquí para empezar otra partida","msgYouHas":"Tiene %1 aciertos y %2 fallos","msgCodeAccess":"Código de acceso","msgPlayAgain":"Jugar otra vez","msgRequiredAccessKey":"Es necesario el código de acceso","msgInformationLooking":"¡Genial! La información que estaba buscando","msgPlayStart":"Pulse aquí para jugar","msgErrors":"Errores","msgHits":"Aciertos","msgScore":"Puntuación","msgMinimize":"Minimizar","msgMaximize":"Maximizar","msgTime":"Tiempo por pregunta","msgLive":"Vida","msgFullScreen":"Pantalla Completa","msgExitFullScreen":"Salir del modo pantalla completa","msgNumQuestions":"Número de preguntas","msgNoImage":"Pregunta sin imágenes","msgCool":"¡Bien!","msgLoseT":"Ha perdido 330 puntos","msgLoseLive":"Ha perdido una vida","msgLostLives":"¡Ha perdido todas sus vidas!","mgsAllQuestions":"¡Completadas las preguntas!","msgSuccesses":"¡Correcto! | ¡Excelente! | ¡Genial! | ¡Muy bien! | ¡Perfecto!","msgFailures":"¡No era eso! | ¡Incorrecto! | ¡No es correcto! | ¡Lo sentimos! | ¡Error!","msgNotNetwork":"A este juego sólo se puede jugar con conexión a internet.","msgEndGameScore":"Antes de guardar la puntuación comience la partida.","msgScoreScorm":"La puntuación no se puede guardar porque esta página no forma parte de un paquete SCORM.","msgQuestion":"Pregunta","msgAnswer":"Responder","msgOnlySaveScore":"¡Sólo puede guardar la puntuación una vez!","msgOnlySave":"Sólo puede guardar una vez","msgInformation":"Información","msgYouScore":"Su puntuación","msgAuthor":"Autor","msgOnlySaveAuto":"Su puntuación se guardará después de cada pregunta. Sólo puede jugar una vez.","msgSaveAuto":"Su puntuación se guardará automáticamente después de cada pregunta.","msgSeveralScore":"Puede guardar la puntuación tantas veces como quiera","msgYouLastScore":"La última puntuación guardada es","msgActityComply":"Ya ha realizado esta actividad.","msgPlaySeveralTimes":"Puede realizar esta actividad cuantas veces quiera","msgTryAgain":"Necesita al menos un %s% de respuestas correctas para conseguir la información. Vuelva a intentarlo.","msgVideoIntro":"Vídeo de introducción","msgClose":"Cerrar","msgOption":"Opción","msgRickText":"Texto enriquecido","msgUseFulInformation":"e información que será muy útil","msgLoading":"Cargando. Espere, por favor...","mgsPoints":"puntos"}}
012345678910111213

Reflexión

Progresar, este es el tema del capítulo, pero ¿qué es progresar? ¿signfica lo mismo para todos? ¿qué entiende Daniel que es progresar? ¿separarse de los suyos, de la vida que conoce? ¿le atrae la idea de su propio progreso? ¿qué significa para su padre progresar? ¿llevar una mejor vida, más libre, quizá, de trabajos mecánicos y rutinarios? ¿tener un mejor estatus económico o social? ¿estudiar, saciar la sed de conocimiento? ¿ser respetado por su obra? ¿y para Daniel? ¿esforzarse durante más de 13 años? ¿y para conseguir qué? ¿cuáles son las aspiraciones que Daniel confiesa en su noche de reflexión? ¿tener dos vacas, fabricar quesos a diario y salir a cazar los sábados y domingos?

¿Es habitual que los padres deseen que sus hijos progresen?  ¿Es lícito que el padre quiera que el hijo alcance lo que él no alcanzó y que viva a través del hijo la segunda oportunidad? ¿Es una carga muy pesada para el hijo tener que asumir las ilusiones irrealizadas de los padres? ¿En todos los casos? Y si al padre, un fuera de serie en el fútbol, lo hubiera apartado una lesión ¿sería justo que entrenara al hijo, con las mismas buenas cualidades futbolísticas que él,  hasta convertirlo en el gran jugador que él no pudo ser? ¿O que le ayudara a convertirse en el gran científico que no pudo ser por falta de medios económicos? ¿Y Paco el Herrero? ¿Te has preguntado por qué no tiene interés en que sus hijos progresen? ¿Por abandono? ¿Por simpleza? ¿Porque no ve más allá? ¿Porque las cosas le van bien y es feliz con ese modo de vida y cree que sus hijos también lo serán?

¿Y tú? ¿Quieres progresar? ¿Por qué? ¿Eres feliz, como Daniel, con el tipo de vida que llevas? ¿Te parece que el modo de vida de tus padres te puede hacer suficientemente feliz? ¿Progresar es siempre lo mejor? ¿Puede generar angustia la necesidad de llegar más allá de lo que han llegado tus padres o puede generar ilusión?

¿Y tus padres, tu familia en general, como lo viven? ¿Por qué opción se inclinan? ¿La del padre de Daniel? ¿La de Paco el Herrero?

¿De qué clase de progreso estaríamos hablando? ¿Progreso técnico? ¿Progreso moral y social? ¿Progreso económico?

¿Has pensado en los hijos de los grandes hombres? ¿Qué pasa con ellos? ¿Cuál es su margen de progreso? ¿Es fácil que el hijo de Messi sea mejor futbolista que su padre? ¿Puede ser un peso muy duro para algunos hijos el tener que superar a sus archifamosos padres? Si tu padre ha sido un médico muy reputado en su comunidad o un empresario de éxito ¿qué progreso exigirá la familia de ti? ¿y la comunidad? ¿es un aliciente o es un agobio?

Ten presente estas reflexiones, para cuando tengas que desarrollar tus actividades de creación. Y si necesitas más inspiración, puedes ver esta película acerca de la presión sobre un niño prodigio del ajedrez

Actividad de actualización

De entre las siguientes actividades, selecciona las que sean más de tu agrado, realízalas y guárdalas en tu portafolio

Conócete a ti mismo

  1. Investigación. Seguro que en tu familia, como en la de Daniel, el Mochuelo, también se han dado casos de personas que han progresado. Infórmate de quiénes han sido esas personas y en qué ha consistido su progreso. Crea un tablero de Padlet y sube un post con el nombre familiar de cada una de ellas, un icono relacionado con su ámbito de progreso y una breve historia de su trayectoria. Guárdalo en una página de tu diario en línea. Comparte tu producción en el grupo de WhatsApp de la familia. Seguro que les hace mucha ilusión.
  2. Infografía. Busca la plantilla Árbol familiar de Genial.ly
    o bien usa el modelo de Arbol genealógico de las hojas de Excel, o cualquier otra plantilla semejante y rellénala incluyendo una etiqueta para cada uno de los miembros de tu familia en la que hagas constar su profesión. Pon como centro a tus abuelos, para que tus tíos y tus primos también puedan aparecer.
  3. Redacción. Página de diario. Ahora saca conclusiones. ¿las profesiones están muy alejadas? ¿Se puede percibir una cierta afinidad por determinadas ocupaciones? ¿Hay facilidad en vuestros genes para el arte, para la música? ¿Tal vez mejores en matemáticas, en ingenierías o en economía? ¿Os gustan las profesiones sociales, el comercio, la comunicación? ¿O sois mejores en actividad física: bomberos, socorristas, entrenadores, deportistas? Fíjate en lo que se os da bien hacer en la familia, y reflexiona acerca de tu futuro ¿también a ti se te dan bien esas actividades familiares? Escribe sobre ello.
  4. Cuento. Es bastante probable que de entre los familiares de cuyo progreso te has informado en la actividad 1 de investigación, algunas historias parezcan, por su dificultad y por los obstáculos con los que se encontraron, verdaderos cuentos. Escoge la historia que te parezca más motivadora y conviértela en un cuento. Ya sabes que tal vez tengas que callar detalles que son demasiado privados o, al revés, enriquecer con detalles una historia que te han contado muy directamente, aunque te recomiendo que pidas detalles a su protagonista, si aún tienes la suerte de conocerlo, seguro que le encanta tu interés.

Conoce tu entorno

  1. Investigación. Tablero de Padlet ¿Sabes qué es y en qué consiste el género biopics? Busca el canal de Youtube Biopics Channel y selecciona tres vídeos que hayan despertado tu atención. Después crea un tablero de Padlet en el que des información sobre el género biopic, incluye el enlace a esos tres vídeos y explica qué tiene de atractivo la vida de esos personajes.
  2. Reportaje de Investigación. Selecciona dos personajes de la realidad contemporánea cuyo ámbito de desarrollo sea de tu interés: deportistas, actores, cantantes, bailarinas., científicos, empresarios. Busca información sobre ellos y sobre su afán de progresar, ¿qué dificultades se encontraron? ¿qué apoyos tuvieron? ¿quién les entrenó? ¿cómo de duro fue ese entrenamiento? ¿mereció la pena el esfuerzo? Porque según afirmaba Daniel, el Mochuelo, no hay nada que pueda merecer 13 años de esfuerzos, ¿cuántos años le costó a tu personaje progresar? Una vez hayas recopilado esos datos, elabora un reportaje periodístico en el que expongas su progreso. Si utilizas esta plantilla de Genial.ly te va a quedar un reportaje perfecto.
  3. Cuento. Juguetes rotos. Seguro que has oído antes esa expresión, con la que nos referimos a los niños y jóvenes promesas que han querido progresar y que por una razón u otra no lo han conseguido y, después, su desencanto, su frustración, los han llevado por el lado oscuro de la vida. Busca información sobre alguno de estos personajes, deportistas cuyas lesiones les apartaron de la cumbre apenas llegados, actores o cantantes cuyo éxito les volcó de lleno en el mundo de la droga u otros excesos, elige el que más te haya llamado la atención; seguro que te has encontrado con ellos en el espacio de los reality shows, algunos son simplemente hijos de famosos, que no han podido superar a sus padres y no han sido capaces, como Paco el Herrero, de ser felices en su mundo,  y escribe sobre la otra cara del afán de progresar, cuando se fracasa y no se consigue.

Antónimos en "El Camino" Cap. I: Actividad desplegable

Selecciona el antónimo más adecuado para la palabra antecedente

  1. Su padre entendía que esto era progresar.
  2. Venía empingorotado como un pavo real
  3. Le bullían muchas dudas en la cabeza a este respecto.
  4. Leía de corrido
  5. La vida era así de rara, absurda y caprichosa
  6. Pensó que no sabría contener las lágrimas
  7. La idea de la marcha desazonaba a Daniel, el Mochuelo.

Habilitar JavaScript

Antónimos II en "El Camino" Cap. I: Actividad desplegable

Selecciona el antónimo más adecuado para la palabra antecedente

  1. Sin oír los movimientos quedos de su madre en las faenas domésticas; o los gruñidos ásperos y secos de su padre,
  2. Notaba en la garganta un volumen inusitado, como si se tratara de un cuerpo extraño.
  3. Y sintió unos sinceros y apremiantes deseos de llorar.
  4. Paco, el herrero, con su tórax inabarcable, con sus espaldas macizas y su pelo híspido y rojo.
  5. Tratando de amortiguar la sensación de ansiedad
  6. Don Ricardo dijo, la última vez, que he quedado estéril
  7. Repentinamente se sentía extenuada y nula , absurdamente vacua e indefensa

Habilitar JavaScript

Sinónimos en "El Camino" Cap. I: Actividad desplegable

Selecciona el sinónimo que mejor se adapte a la palabra antecedente

  1. Su padre entendía que esto era progresar.
  2. Venía empingorotado como un pavo real
  3. Le bullían muchas dudas en la cabeza a este respecto.
  4. Leía de corrido
  5. La vida era así de rara, absurda y caprichosa
  6. Pensó que no sabría contener las lágrimas
  7. La idea de la marcha desazonaba a Daniel, el Mochuelo.

Habilitar JavaScript

Sinónimos II en "El Camino" Cap. I: Actividad desplegable

Selecciona el sinónimo más adecuado para la palabra antecedente

  1. Sin oír los movimientos quedos de su madre en las faenas domésticas; o los gruñidos ásperos y secos de su padre,
  2. Notaba en la garganta un volumen inusitado, como si se tratara de un cuerpo extraño .
  3. Y sintió unos sinceros y apremiantes deseos de llorar.
  4. Paco, el herrero, con su tórax inabarcable, con sus espaldas macizas y su pelo híspido y rojo.
  5. Tratando de amortiguar la sensación de ansiedad
  6. Don Ricardo dijo, la última vez, que he quedado estéril
  7. Repentinamente se sentía extenuada y nula, absurdamente vacua e indefensa

Habilitar JavaScript